Proyecto Hacer Historia: Anormales

anormalesDurante la semana que pasó, he reflexionado bastante acerca de algunos asuntos personales y relacionandolos con los contenidos visto en el primer seminario de Hacer Historia.
Uno de los puntos principales sobre los que pensé, fué la capacidad de un emprendedor para innovar sobre terrenos desconocidos. Poder ver más allá de las necesidades y visualizar las preocupaciones para poder brindar soluciones nuevas.
Comparandolo con el transcurso de mi vida y de la búsquedas personales respecto a mi actividad laboral y social, llegué a una afirmación un poco extremista. Y se trata de que los emprendedores somos anormales.

Esta afirmación viene de que, a mi parecer, la sociedad occidental tiene un estigma muy grande con lo normal. Todos tendemos a ser normales, como el común de la gente. Sino serás excluido del grupo social, serás discriminado y por lo tanto serás un fracasado.
Como bien ya vimos en el curso, el fracaso no es malo, y es probable que la mayoría te diga que tu emprendimiento es malo.

Y justamente en el día de ayer, vimos algunas cosas de estas cuando Juan Carlos Lucas introdujo la distinción de Estilo como una forma de coordinar nuestras prácticas y darle prioridades a nuestras actividades.
Como pudimos comprobar con una actividad en el seminario, el mismo contenido o la misma práctica puede tener diferentes estilos. Es decir el mismo contenido, las mismas acciones, pero priorizadas de diferentes maneras.

Una de las frases que anoté que me pareció importante para comprender esto es que «si se estandariza la práctica o el producto para que sea comprendida se pierde la rareza y por lo tanto el emprendimiento tiende a fracasar». Es decir, si buscamos la normalidad, la aceptación olvidandonos de nuestro valor agregado, terminamos siendo lo que ya existe.

Para lograr innovar, debemos abrir nuevos mundos relacionando nuestra rareza con el espacio cotidiano. Y esto implica conocer nuestra rareza y conocer este espacio común. Y esto implica, afirmando mi idea de anormales que si somos personas comunes, no vamos a poder salir de este espacio común que nos ahoga con los hábitos y la cotidianeidad.

Pero tampoco hay que andar haciendose el loco, por que sino nadie nos va a comprender y nuestro emprendimiento también va a fracasar. Hay que ser inteligente y saber relacionar y proponer nuevas prácticas. Hay que usar la hipertextualidad para entablar una comunicación entre dos mundos.

Volviendo a mi idea, pensar que somos normales y querer adaptarnos a las prácticas comunes, no siempre ayuda. Por esto es que trato, en varias ocasiones, de diferenciarme y buscar la distinción entre lo normal y lo anormal.
Como dijo Rafael Castellano, los emprendedores nos centramos en las experiencias, que en su origen etimológico proviene de experir, es decir ponerse en peligro. Y yo digo, la gente normal no se arriesga. Y no hablo de animarse, sino de arriesgarse, apostar todo por una causa.

Para cerrar quiero apoyar mi idea con el concepto Hegeliano sobre la negación sobre si mismo. O la negación de la negación.
Siguiendo las teorías existencialistas, las personas no somos más que el reflejo de los otros y nos construimos en base a eso. Para poder salir de esta visión de los otros, debemos negarnos a ser lo que los otros dicen que somos. Nuestra condición dejará de ser la que era antes y cambiarán las relaciones.
Pero siempre y cuando los otros acepten estas nuevas relaciones, sino nos veremos ignorados. Por que como saben, la teoría dialéctica tiene muy en cuenta las relaciones de poder y se torna en un círculo ascendente.

Y esto tiene directa relación con un post que escribió @cecisaia en su blog el día de hoy sobre la repetición.

Los invito a dejar su opinión y si les parece pertinente discutir mis ideas. Algunos conceptos los dí por sabidos por la extensión del post pero si es necesario los explico. Hasta la próxima!