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Dibujando con las palabras

Un planeta azul, una semiesfera de azul oscuro, mirada en perspectiva con reflejos vidriosos de luces externas donde se ausentan en su interior. Una linea atraviesa el plano, linea azul por cierto, pero de un tono más claro.
El universo estático, es apacible, permanece en un estado de infinita quietud, de movimiento constante e imperceptible…

Es a lo lejos, sobre el plano negro, que pequeños puntos se vislumbran. Puntos de actividad, energía móvil en su interior, pero que no se pueden ver en demasiado detalle.
El plano se mueve y la vista cambia pasando por delante de la línea y dejando la misma atrás. El planeta sigue en el campo visual.
Una esfera de color indescriptible aparece ahora, más pequeña, mucho más que el planeta antes mencionado. Tiene una actividad interior inmensa y su tinte comienza a cambiar constantemente pasando por todos los colores perceptibles por el ser humano. Vibra, pone en tensión el espacio.
Ahora tiembla.
Y explota en pequeños cuadrados, rectángulos y otros cuadriláteros, que empiezan a tomar un tamaño mayor. Son blancos y opacos, pero generan un reflejo.
El campo visual está ahora copado por estas nuevas figuras, puntiagudas a diferencia de las esferas y mucho más claras.
El contraste con el plano negro hace parecer que se ha perdido la capacidad de las tinturas, pero queda cierto reflejo azulado en los objetos.
Los cuadriláteros se dispersan y volvemos al plano negro, listo para ser descubierto, recorrido e investigado por sus propias mentes…

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