La idea de fin del mundo me parece fascinante. Nos pone en una gran dicotomía como seres humanos. Por un lado la idea de que existe algo superior que puede cambiar el rumbo de nuestras vidas y de todo lo que conocemos. Por más que sea la muerte de todos o solo un cambio superficial, creer en que un suceso puede modificar algo de lo que no tenemos control es tremendo para la conciencia humana, es el esoterismo puro.
Pero también existe la visión conformista o racional de que todo seguirá como está. Ya sea porque no hay pruebas suficientes de que algo ocurra y descreemos científicamente en ello, o bien consideramos que todas las pruebas astronómicas no son suficientemente «científicas» para ser válidas, osea descreemos subjetívamente.
Ejemplos para dar, puede ser que la NASA haya emitido un reporte de que nada pasará. Pero todos sabemos que en la NASA trabajan seres humanos y creo que la NASA nunca dijo que los terremotos de Chile, Indonesia o Japón que destrozaron ciudades iban a suceder.
Con lo cual, yo creo que estamos a ciegas, y es una cuestión de creencias. Y no quiero dejar de lado a aquellos que creen que es el fin del mundo en un sentido espiritual, pero me quiero abstener de opinar sobre ese tipo de pensamientos.
El asunto es que nuevamente el hombre es nuestro límite. No podemos pensar más allá de lo que nos pasa. Y yo soy un apocalíptico, para mi todo el tiempo el mundo se acaba, con cada cambio mínimo creo que nada será diferente.
Con lo cual puedo decirles, que ya me acostumbré bastante a este tipo de sensación.
No podemos saber que/cuando/como pasará, podemos prepararnos pero ni siquiera sabemos para qué. Y eso aterra al hombre. Algunos respondiendo drásticamente con el suicidio, y otros por la negación. Pero lo cierto es que el abismo al que nos enfrentamos es único e irrepetible, y ese mundo que conocemos hasta el momento en que nos ponemos a pensar en el fin del mundo ya acabó, queramos o no.
De veras, cada instante vivido es un final y un principio. La muerte reposa en nuestro hombro izquierdo desde qué nacemos, es lo que hace tan valiosa nuestra vida…ese acuerdo constante, eterno. Siempre hubo fin de los mundos. Gocemos de ellos.