Deshacernos de lo mas bello

flor ikebanaHoy estuve en una charla que dió Javier Mrad, antiguo socio-fundador del estudio de Motion Graphics Medialuna. Resulta que hace unos años se hartó de todo y se dedicó a la animación tradicional y actividades que alimenten su cuerpo con experiencias más enriquecedoras.
En general, a la gente que le pasa eso, que se cansa de vender espejitos de colores, se vuelve muy inteligente y dice cosas muy ciertas. Tal es el caso de Javier, que entre toda la charla que mezclaba cosas de la profesión con algunos pensamientos más profundos, nos tiró una frase dirigida a nuestro momento de composición como diseñadores, pero que se podría aplicar en cualquier caso.

Hablando de los tiempos de desarrollo de los proyectos y de la forma de afrontar uno nuevo, comentó que lo mejor es, antes de sacar concluciones o juicios, recabar información y juntar todo el material posible.
Luego, recien ahí, mirar todo lo que juntamos y empezar a delinear las primeras ideas para rescatar el material que nos puede llegar a servir. Posteriormente ya podemos empezar a ver el ritmo o secuencia que queremos generar con la pieza y seguir con el proceso.
Donde me quiero detener es en la parte de la selección o primeros pasos de conformación del proyecto. Donde elegimos el material que nos puede servir, muchas veces encontramos algo que representa mucho lo que queríamos, que nos fascina y que de alguna manera nos enceguece. Y sucede que muchas veces a eso le damos tanta importancia que nos olvidamos del resto, por el valor que nosotros le damos.
Esto de enamorarse de algo pasa siempre. De hecho en Hacer Historia hablamos de enamorarnos de las etiquetas que le ponemos a ciertas cosas que nos hace fracasar en nuestro emprendimiento.
A raíz de esto, Javier contó que un sensei de Aikido le dijo que es como en el Ikebana (el arte del arreglo de las flores), donde se dice que a la flor mas bella, que se destaca sobre las otras, hay que cortarla y desecharla pues hace que opaque al resto y ya no sea un sistema armónico, sino que descoloca y desarma al ramo.

Discutiendo esto con Jessica, me puse a pensar que nuestra idea de belleza o gusto se debe a valores que depositamos sobre las cosas y que mentalmente comparamos con nuestro ideal de ese objeto. Es decir que los gustos, como sabemos son personales, y eso que nosotros pensamos que representa a nuestro proyecto en general, lo vemos solo nosotros. Y esto hace que no tome forma y para los otros no tenga tanto sentido.

Por ahí es complicado entender el concepto, por que la idea de pensar en deshechar lo mas bello resulta un poco nefasto. Pero hay que pensarlo con perspectiva. Lo perfecto, lo bello es lo ideal para nosotros y deja atras aquellas otras cosas que tienen las mismas posibilidades que no valoramos.

Continuando con la idea de Javier, la idea de sacar este componente enceguecedor es que luego, automáticamente comprendemos la totalidad del proyecto y todo encaja perfectamente en su lugar. Esto es que muchas veces nos enfocamos en una cosa para no ver los problemas que hay en las relaciones de un sistema.

Creo que hay muchas ideas interesantes acá, pero quería centrarme en esa. Para los japoneses o la filosofía Zen más específicamente, la belleza está en la armonía de todo, en lo calmo. Y no así en lo más esplendoroso o detacado.
Son cosas para pensar, talvez para tener en cuenta y si les interesa para aplicar en su vida cotidiana, cosa que yo hago. Pero como siempre digo, es mirar las cosas desde otro punto de vista y eso nos enriquece.

Acaso ustedes piensan que estoy equivocado? pues algunos en twitter me lo han refutado, y me parece interesante seguir discutiendolo por acá que hay más espacio para escribir. Los invito a dejar sus comentarios!