Los códigos QR, llegaron para quedarse?

qr codeA raíz de esta nota, hoy surgió el tema de los QR code. Es algo que está de moda y lo usan hasta en los lugares más impensados. Y me han llegado muchos pedidos para desarrollar proyectos, incluso escuché cosas como «tenemos que hacer cosas con códigos QR, no sabemos qué». Seguramente lo vieron en Youtube, como todo.

Pero volviendo al tema de la nota, quiero explicar un poco la situación al día de hoy y por qué pienso que finalmente, esta tecnología está encontrando su lugar.
Uno de los hechos más denotados de la situación es que se está usando para todo, y eso tiene dos puntos a favor. Por un lado hace que la plataforma se prueba y encuentre su lugar en el mercado y por el otro genera aceptación.

La tecnología funciona de una forma muy particular en la sociedad, probablemente tenga un nombre más científico pero yo lo llamo arribo por escalas.
Una innovación se genera o se descubre y es probado primero en un laboratorio. Luego de un tiempo se prueba en pocos casos, luego queda olvidado, luego se vuelve a probar y así hasta abarcar grandes mercados.

Lo que suele suceder con la tecnología es que no se dan las condiciones para que se instaure instantáneamente. Por un lado hay un tema económico, hay que amortizar la producción. Luego está los límites técnicos, en este caso los smartphones con cámara tuvieron que ser algo común para darle una verdadera aplicación.
Como interface, el QRcode plantea al igual que la Realidad Aumentada, dos conceptos a los que la mayoría de la sociedad no está acostumbrada. Las capas virtuales de la realidad, aquellas conviven sobre lo que vivimos día a día y nos da información extra respecto a la que percibimos. Y lo que se llama identificación de objetos o blogjets, es decir que los objetos tienen una identidad propia que nos permite reconocerlos como tales y que realizan acciones independientemente de nosotros.

Volviendo a mi idea principal, esta tecnología aún está posicionandose, y es por eso que vemos campañas absurdas y su uso indiscriminado (tal como ejemplifica la nota de Ochman). Pero creo yo que es parte de un proceso que hace evolucionar y confirmar su utilidad.

Hay mucha gente apostando por ellos, desde plataformas especializadas como Scanlife, medios de pago y creativos que intentan incorporarlo a su marca lo antes posible.
Como yo siempre digo, este tipo de métodos digitales no son siempre seguros, descreo fervientemente en la privacidad tecnológica. Pero lo que si me parece importante es que la sociedad está dando un giro importante en la concepción de la realidad, el espacio público, la privacidad y el uso de los elementos que nos rodean en más de un plano.
Si hay algo que nos está acercando a la ciencia ficción es esto, por más tonto que parezca un cuadradito en blanco y negro. En el transfondo conceptual y cultural se está instaurando no solo una nueva forma de ver el mundo, sino que se abren infinitas posibilidades de ver una misma realidad.

Fotos vía Flickr

Caffé pagato, una forma de trueque

jonathan's cardEn realidad no es trueque propiamente dicho, pero es una gran idea. El Caffé pagato es una costumbre en Italia, y consiste en que una persona puede pagar por adelantado 1, 3 o la cantidad que quiera de cafe para quien luego quiera consumirlos. Es así que uno puede ir a un bar y encontrarse que alguien ya pagó por tu café. Por supuesto, suele haber personas que en ese momento no tiene dinero para pagar su café entonces van en busca de un café pagato.
De esta manera se desarrolla un intercambio entre quienes donan cafe y quienes lo reciben en una relación de mutua confianza social.

Bajo este mismo concepto, Jonathan Stark pensó hacer lo mismo con su tarjeta Starbucks (en Estados Unidos y otros países, la empresa tiene tarjetas prepagas para comprar café). Uno podía imprimir su tarjeta e ir al starbucks para comprar con ella un café. Luego, si quería podía donar a la cuenta la cantidad de dinero necesaria, así el próximo se encontraba con crédito para poder comprar su café.

A mi me parece una idea genial y este tipo de situaciones se viene dando muy seguido, en la búsqueda de una confianza entre las personas. Pero parece que no a todos les pareció simpático este experimento y comenzaron a denunciarlo como fraude. La empresa se vió obligada a cancelar la tarjeta.
Durante el mes que este proyecto funcionó, se compraron más de 500 cafés y se gastaron aproximadamente U$S8.000.

Lo que sucedió es que un tal Sam Odio (es su apellido, aunque suene extraño) demostró que a través de una aplicación podría usar ese dinero con otros fines y sustrajo U$S625 (que luego habría devuelto, ya que era solo un experimento).

Me recuerda una frase que leí ayer de un paper que publicó Adam Greenfield hace unos años. «Una extensión es una amputación» y se refiere a que cualquier objeto que se inserte en la vida de las personas puede significar una limitación. Si bien es muy general, yo interpreto que al darle la libertad a las personas, atenta contra el imaginario de «seguridad» que tienen las personas respecto a los métodos de pago.

Por un lado, vemos una búsqueda constante de encontrar diferentes formas de intercambiar bienes a través de medios digitales y por otro lado, según lo veo yo, tenemos un gran problema que es ( en teoría ) imposible de esquivar. Y es que cualquier medio informático es potencialmente inseguro, y puede fallar.
Es interesante que se puedan hacer este tipo de experimentos en la vida real, pero sigo pensando en que va a ser muy difícil lograr un sistema realmente seguro. Aún no podemos salir de la tarjeta magnética como sistema seguro.
Incluso los bancos siguen implementando medidas contra fraudes (tarjetas de coordenadas, generadores de códigos únicos, etc). Y mientras tanto, se siguen probando sistemas como QR codes o NFC para su futura implementación.

Más allá de las innovaciones tecnológicas, veo que hay un problema social que es la confianza y la sinceridad en el intercambio de bienes. Todos los sistemas funcionan hasta que alguien intenta romperlo, y no suele ser tan difícil.

Vía GOOD