en Urbanismo

¿Las ciudades realmente quieren cambiar?

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Las ideas de nuevas ciudades proliferan por todos lados. Desde las smartcity hasta las slowcity. Pero durante todo el siglo XX se han pensado modelos de ciudades que han quedado truncos debido a la más fuertes de las fuerzas urbanas, la realidad.

Lo cierto es que todas las ciudades se llenan la boca de estos conceptos que prácticamente no comprenden, y a veces a causa de su naturaleza polisémica.
Por otro lado, la competitividad de la «marca ciudad» hace que todas quieran su premio, olvidándose del cambio real. Cambiar la vida de las personas.

La Innovación es un largo proceso que implica una comprensión de las personas, y sobretodo, un cambio en su percepción y comportamiento.
La realidad, entonces, nos demuestra que durante décadas, las personas se reniegan a cambiar sus hábitos, los políticos están convencidos de que sus formas de gobernar son las correctas, e incluso la tecnología más sencilla es de difícil adopción para la mayoría de la población.
Entonces, ¿de qué sirve modernizar una ciudad de un día para el otro?
¿Acaso no vivimos situaciones similares con el desarrollismo y otras políticas similares?

Debemos comprender que la construcción de la ciudad que queremos es un proceso a largo plazo, que se construye con la voluntad de todos los actores, y que la trama urbana, densa por su complejidad, tiene su propia inercia.

Como sabemos, territorio y sociedad son inseparables. Y esta nueva capa tecnológica debe ir en concordancia va de la mano. En otras palabras, debemos comprender los procesos sociales que nos llevaron a esta nueva oportunidad y sus consecuencia en términos de construcción cultural. El resto es tecnicismo.

La pregunta que debemos hacernos es ¿Queremos cambiar realmente la ciudad o sólo modernizarse? ¿Quien lo decide? ¿Estamos todos de acuerdo?.
La historia marca, que es casi imposible pensar una ciudad (y mucho menos desde cero), sino múltiples ciudades. Y la lucha de poder, las acciones de cada actor, la irán moldeando a su gusto.
Y será un híbrido en transformación constante.

Por lo pronto, debemos poner la mejor voluntad para que los cambios sean positivos y sean comprendidos por todos.

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