Como lo he anunciado a algunos allegados, estamos bajo la triste semana en que la panadería japonesa ha sido clausurada. No es que sea japonesa, pero nosotros la llamamos así, y nos ha dado muchos gustos con sus productos exóticos y tan esponjosos.
Por eso en esta ocasión le dedicamos este post, para que vuelva a abrir.
Recuerdo que tenía las más ricas facturas, que eran redondas y chatas, rellenas de pastelera, leche en polvo o porotos aduki. También su pan lactal extre large, porque tenía las rodajas más grandes que ví en mi vida y era el más esponjoso, su bizcochuelo de limón con esa crema rara pero deliciosa y por último esos caramelos que «están buenísimos» pero que no se le podía sacar el envoltorio de plástico….
todas esas cosas que uno lamenta que ya no estén, pero que esperamos que vuelvan a abrir por el espíritu parque-centenarial.