El estado de Internet de las Cosas en Argentina

El jueves pasado realizamos una conferencia sobre Internet of Things, a la que asistieron 140 personas. La mas grande desde que iniciamos el grupo en 2012. La tendencia de esta industria es evidente. La gente quiere saber de qué se trata.

IoT según el Hype Cycle de Gartner
Perfiles de miembros del Meetup Internet of Things Buenos Aires

En febrero escribí para Telefónica, una nota sobre la situación local de todo esto. Hoy en día algunos problemas persisten pero ciertas oportunidades han aparecido y otras crecen. He conocido mas emprendimientos que han surgido en este último año y estoy muy contento por ello.

Estoy seguro que es una industria que puede seguir creciendo. A pesar de ello, contamos con tres grandes obstáculos.

En primer lugar, continúan las dificultades de acceder al hardware. Los precios son exorbitantes si se quiere producir localmente, con tiempos indefinidos y mucha inseguridad efectiva. Poca liquidez y crédito. Si se trata de importar, es casi imposible. Mucho si necesitas hacerlo en poco tiempo.
A pesar de esto, la importación de componentes no está tan restringida, eso abre una oportunidad pequeña.

El segundo gran problema son las telecomunicaciones. En las ciudades, las frecuencias están cruzadas y totalmente saturadas. Pensar en sistemas con una debilidad comunicacional, puede producir la inseguridad que se supone que IoT evita.
Al mismo tiempo, en el campo existe zonas fuera del alcance de las antenas móviles. Y como nuestro territorio es tan extenso, no es tan fácil generar una buena cobertura.
Hay que trabajar en lograr bandas de comunicación exclusivas para estos dispositivos. Y pensar soluciones específicas para lugares más inhóspitos. ¿Hace falta que los gobiernos se metan en esto? ¿Hace falta un lobby (cual FCC) que empuje hacia una regulación en las frecuencias no reguladas? Son preguntas que aún me hago. ¿Quienes serán los futuros operadores de estas tecnología?

El tercer problema, es mucho más sencillo de resolver. Es un problema de marketing. A las empresas actuales les cuesta ver la oportunidad. So incapaces de encontrar nuevos mercados y se estancan.
Hablo de las viejas industrias que tienen miedo de incorporar cierta tecnología, pero también hablo de nuevos emprendedores que se quedan estancados en su profesión.
Hay que conectar estos dos mundos, y para ello no se necesitan más ingenieros. Se necesitan especialistas en marketing y diseñadores que sepan generar nuevas oportunidades, que se amiguen con la tecnología y se preocupen por darle una vuelta creativa a las necesidades de los clientes.
Muchos de los emprendimientos que conocí necesitan ser asesorados para que sus productos sean diseñados y sean puestos en el mercado y se multiplicarán por mil sus ventas.
Como dijo Jose Luis Carmona, el campo es muy hostil, y un ingeniero de la ciudad no sabe como salir a venderle a un productor rural, no sabe ni siquiera cuales son sus problemas reales. Y es la economía más grande del país. Less Industries se dio cuenta a tiempo y está logrando buenos resultados.

Hay que pensar en qué industrias se puede innovar. Pensar en un producto al consumidor, es muy difícil de que sea rentable. El campo es uno de los grandes jugadores.

Pero también, la crisis energética puede ser una gran oportunidad, y no solo hablo del petrolero o de paneles solares. Existe la capacidad de mezclar varios universos para solucionar el gran problema nacional.
Un ejemplo podría ser la biomasa, que los productores alimenticios podrían elaborar a partir de desechos, o bien la ciudad también podría hacer lo mismo si empieza a separar los residuos orgánicos.
De esta manera, IOT podría ayudar a generar una trazabilidad de los desechos, y medir la generacion energética. Y es solo un ejemplo.

Nuevamente citando a Carmona, no debemos dejar que Internet of Things sea solo un discurso de las grandes empresas. En The Atlantic advierten algunos peligros. Pero hay que ver la oportunidad. Hay mucho que resolver y el mercado que se está abriendo es gigante.
Vamos a estar trabajando para que existan oportunidades de desarrollo e implementación en el mercado local, no podemos permitir que la región se quede afuera de otra industria más. Necesitamos políticas que faciliten su desarrollo y el apoyo de la industria local para que se haga realidad.

Creatividad y productividad

Ruta
Hace tiempo que no escribo sobre cuestiones personales, pero necesito descargarme y me parece que puede resultarles interesante.

Ayer vi dos películas que me dejaron pensando. Por un lado, la nueva película en la que actúa Ricardo Darín, Delirium. Y por otro, una un poco más antigua, llamada Casino Jack, interpretada por Kevin Spacey (House of Cards).

La primera resultó una película independiente, con un estilo muy Argentino y un guión particular. La historia cuenta la vida de 3 jóvenes que buscan una alternativa laboral. Para ello deciden hacer una película, sin saber cómo hacer una película. Y les sale bastante mal.
En el caso de la película de Spacey, también sale todo bastante mal, pero en este caso se trata de un lobbista del congreso de Estados Unidos, que ambiciona con armar su propio imperio.

El mensaje que envían estas películas, es que la creatividad y la ambición te pueden llevar a la ruina. Sobre todo si engañas a un Estado o matás a una persona. Lo curioso es que a mi me disparó lo contrario.
Será que estoy llegando a mis 30 y me comienzo a plantear qué será de mi en mi siguiente década. A qué me quiero dedicar y cómo voy a afrontar mis próximos obstáculos.

Lo curioso de nuestra realidad social capitalista, y burguesa, es que cuanto mejor nos va, más nos enredamos en cuestiones con las que no queremos lidiar. Más responsabilidades, más de qué preocuparnos, más presión (social, moral, impositiva, estética), y sobre todo, más ambición para seguir con todo esto.

Y lo que yo me estoy preguntando, es cómo hacer más con menos preocupaciones.
En mis últimos 10 años aprendí a ser más productivo gracias al desarrollo de ciertas habilidades sociales. La parte creativa e intelectual se me da naturalmente. Pero el mundo del trabajo de hoy en día le pide a uno ser más estructurado, más productivo y a decir lo que los otros quieren escuchar (y no lo que realmente pensas).

La primer paradoja se da cuando las personas con las que trabajo les encanta que sea estructurado, cuando es algo que cada día tolero menos. La segunda, es que a pesar de que soy mucho más productivo, siento que cada vez hago más cosas que no sirven para nada y hago menos de las que realmente se marca un cambio.

Todo este esfuerzo innecesario se refleja en la pérdida de tiempo personal, pérdida de lucidez y en la disminución de mis posibilidades de hacer mi propio camino.

Soy un defensor de la serendípia, confío más en mi intuición que en mi memoria, porque de hecho me ha traicionado mucho menos cada vez que lo necesité. Y ahora me siento encerrado en este entramado de situaciones en las que uno promete cosas que sabe que no tienen sentido y hace otras, solo pensando en un futuro mejor y en mayor aceptación social. Al mismo tiempo pienso, que estoy llegando a la edad en que si no pego un volantazo, en mi próxima década me voy a cuestionar todo lo que hice. El problema es que no se si irme para la banquina, voltear en 180º o tomar el riesgo de esquivar con mucha presición los próximos obstáculos.

El mundo está bastante loco hoy en día. Eso abre muchas oportunidades, y lo bueno es que tengo habilidades para afrontarlas. Pasé por el mundo de la publicidad, de la producción, de la tecnología, me estoy metiendo mucho en el universo académico, y experimentando la gestión gubernamental y la idiosincrasia política.
No es suficiente. Las películas me dejaron una enseñanza. La creatividad es muy buena, la ambición no. Decido seguir mi instinto, pero siendo honesto conmigo mismo, buscando vivir una vida tranquila y logrando lo mejor para todos.

Cabe aclarar que ser estructurado y productivo no es contrario a ser creativo. Hay que intentar obtener lo mejor sin perder el foco. Andrés Schuschny diferencia dualidad de polaridad, siendo lo segundo una forma de ver complementariamente y la primera como contrarios.

A aquel que decida ser ambicioso, hay que dejarlo pasar. Tarde o temprano aprenderán que decidieron dejar muchas cosas atrás. Para algunos la carrera será más corta que para otros. Pero el secreto es disfrutar el paisaje, la sensación de estar haciendo algo y el esfuerzo personal. Metas, siempre habrá mayores y no llegaremos nunca al final, es un espejismo en el desierto mental y abstracto del hombre.

Les dejo una charla inspiradora de Marcelo Salas (Café Martinez), a quien conocí en un evento, y que me pareció una historia inspiradora.

Y por último, una charla de David Criado, sobre «cómo ser extraordinario».