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Pensando un centro de innovación en la ciudad

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En mi último artículo hablaba de qué es la innovación y por qué no todos la necesitan. Sobre esa construcción conceptual quiero exponer ideas de lo que debería ser un centro que nuclea actividades para mejorar la potencialidad innovadora.
Desde un primer momento, tenemos que descartar que un espacio, por más infraestructura que ofrezca, por si sólo no genera innovación y que si no es correctamente pensado puede ser un fracaso su inversión en tiempo y dinero. Tampoco se necesita un centro especializado, el caso de La casa encendida en Madrid o zzzinc en Barcelona es un claro ejemplo de innovación auto-organizada, ni hablar de Campo de Cebada.

¿Por qué un centro de innovación?

Así como argumentaba que no todos necesitan innovar, la premisa es la misma. Un espacio como estos requiere muchos recursos, personal, capital humano altamente capacitado. Y si lo que queremos es difundir conocimiento, o darle un espacio de trabajo y colaboración a cierto sector productivo, existen alternativas más ajustadas. Por ejemplo los telecentros de Colombia o los makerspace.

Por otro lado quiero aclarar que este tipo de lugares no difiere mucho de un Medialab, de los cuales ya he escrito anteriormente y los existentes en todo el mundo son ejemplos válidos para tomar como modelo. Algunos de ellos pueden ser el centro Matadero-Madrid, o el centro Ravensbourne de Londres.
Por ultimo, y antes de comenzar a puntualizar algunas ideas, creo que buenos aires tiene varios centros públicos y privados que ya podrían ser potenciales centros de innovación o están en camino a serlo, lo que falta considero que es la colaboración y la voluntad de crecimiento en el ecosistema. Típica idiosincrasia porteña, pero que en lo que hoy no nos enfocaremos.

Partiendo de la base conceptual ya aclarada, la piedra angular de un centro de innovación es el conocimiento. Y el tipo de conocimiento a considerar está dividido en dos universos, diferentes y complementarios. El conocimiento científico y el conocimiento abierto (open knowledge), ambos son necesarios para poder gestar conocimiento y que este sea transferido a la sociedad abiertamente. A partir de estos universos vamos a poder pensar qué se necesita para el éxito de nuestro centro.
Otro aspecto debemos considerar que la innovación se da en muchos ámbitos, y que debemos definir a priori, cuales son los que esperamos desarrollar en un plazo medio. Si bien es posible ser abierto ante todas las oportunidades, los recursos nunca son infinitos, ni el acceso al conocimiento especializado.

Antes de pensar en el lugar, debemos pensar en su ubicación geográfica. Según la teoría de los polos de crecimiento (desarrollado por Perroux), el capital (ya sea económico o de otra índole, en este caso nuestro capital es de conocimiento) que se desarrolla de forma localizada es desequilibrado entre los diferentes actores ubicados en un mismo polo. Con lo cual, si pensamos ubicarlo cercano a otro centro de igual tamaño, es posible que se desaproveche su potencialidad, sino que es recomendable ubicarlo cerca de centros más pequeños o de otro tipo de generación de conocimiento. Por ejemplo, pequeñas instituciones educativas, centros de capacitación, o pequeños productores de creatividad.
Es esencial para generar una dinámica de intercambio de capital y una producción de valor, que existan necesariamente otros centros más pequeños que funcionen como proveedores y como usuarios de nuestro centro. Sino quedaría aislado resultando muy difícil generar movimiento a su alrededor.
En cuanto a su arquitectura, es recomendable pensar en la recuperación de viejos espacios, y no de la construcción desde cero. Esto es porque mantiene un valor cultural y patrimonial que el entorno reconoce y genera mayor aceptación y reconocimiento. Podemos tomar como ejemplo Hangar de Barcelona o el stgomakerspace en factoría Italia de Chile

Infraestructura

Dicho esto, voy a hablar de la infraestructura mínima necesaria. Si vamos a pensar que las personas van a realizar ciertas actividades, debemos ofrecerles lugares adecuados. De otra manera, serán subvalorados y pueden caer en deshuso.
Depende de las actividades que se esperan desarrollar que los espacios sean muy abiertos o muy cerrados. Pero hay algunos que no pueden faltar si queremos que el conocimiento y la integración se desarrollen.

Para que el conocimiento se haga lugar en nuestro centro debemos pensar que este debe ser elaborado, debe ser llevado a la práctica y debe ser compartido. Estas tres instancias pueden ser sincrónicas o asincrónicas. Y para ello se debe construir en 3 tipos de espacios (aunque sean en una misma habitación).
Una biblioteca (analógica y digital) en donde se puedan consultar material de todo el mundo, necesario para la investigación.
Laboratorio, abierto y especializado en las disciplinas temáticas a trabajar. Con disponibilidad de materiales necesario para las actividades.
Espacios de reflexión, aquí es el punto más cercano entre los diferentes actores para discutir los temas que se trabajan. La reflexión es la base del conocimiento y esta debe ser fomentada.
Además, es importante publicar lo generado, a través de charlas, talleres, publicaciones y un repositorio online (wiki, streaming audiovisual, etc).

Con estos tres espacios nos aseguramos que el conocimiento fluya, pero también es posible ofrecer espacios de trabajo, contar con facilitadores y otro tipo de actividades que mejoran la relación con los actores involucrados.

Contenidos

El centro debe tener programas focalizados. Cualquier investigación debe estar enmarcada en un contexto y debe tener tutores que guíen el trabajo, que curen los contenidos y que organicen jornadas para reunir a otros actores interesados. Un buen ejemplo son las áreas temáticas del Medialab Prado, que se dividen entre audiovisual, procomun y ciudad, entre otras.

Hablando de actores, es importante que el centro se relacioné abiertamente con otras instituciones y actores. Estos serán los que traigan el conocimiento y nuevas ideas a la mesa de trabajo. Empresas, universidades, centros de investigación, etc son agentes con los que se deben formar alianzas (temporales, y no excluyentes). Si esto no existe, el centro no podrá armar una red de agentes necesarios y el conocimiento se verá estancado o será unidireccional.

Por otro lado, el centro debe estar con los ojos bien abiertos a las nuevas oportunidades. Si pretendemos que sea innovador, es posible que se enfrente con situaciones que no se dan en otra parte del mundo. Por eso, quien dirija el centro debe ser una persona abierta, positiva, y que no se deje llevar por las tendencias sino por su intuición para ofrecer a estas oportunidades la potencialidad necesaria para que se desarrollen.

Ahora bien, yo creo que la mayoría de los procesos de innovación se dan a partir de la observación empírica del objeto a estudiar. No hay que olvidarse de que las metodologías de estudio son importantes para que esto suceda, y por lo tanto, especialistas e investigadores de diferentes ramas deberán aportar su saber al resto de los participantes del centro.

Esto nos lleva a pensar la estrategia de redes de agentes. Como cualquier gran proyecto necesita de una estrategia y es especialmente relevante la construcción de una red de agentes para este tipo de espacios. Ello nos permitirá definir los perfiles de agentes que interactúan con nuestro centro.

Para empezar a pensar una estrategia, como punto de partida tomaría la teoría de desigualdad participativa, porque hay que recordar que no todos tienen la misma participación mide la misma manera y que los roles de los agentes pueden variar según situación.
Un mapa de agentes, como puede ser el de Euskadi, nos permitirá delinear los campos de acción posible y una estrategia en diversos escenarios.
No iré más allá en el asunto de la estrategia ya que depende de cada proyecto, lo que me interesa es dejar en claro la necesidad de establecer un estado del arte antes de sambullirse en la ambición y la complejidad de la planificación.

Más allá de todos estos puntos de observación que listé, es importante y vital que cualquier iniciativa relacionada a la innovación esté atada al concepto de pro-común, que de la fluidez con que se den las cosas y del volumen de participación dependerá su productividad.

Si quieren leer más sobre información o cosas que están pasando en el mundo en español, recomiendo seguir a Doménico di Serna, José Luis de Vicente, Juan Freire y Paco Prieto.

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