Una semana sin el Apple Watch

Compré el dispositivo en Mayo de 2015, era uno de los primeros en tener un Apple Watch de acero inoxidable. No es que el de aluminio me gustase más, simplemente tenía una demanda que no me permitía tenerlo cuando yo lo «necesitaba».

Hace unos meses me comenzó a fallar. Específicamente un problema con la carga en el que prácticamente no pasaba del 10%. Pero Apple recomienda reiniciar, desenlazar y volver a enlazar el dispositivo. Funciona. Pero cada vez tenía que hacerlo en menor tiempo, a cada semana. Lo llevé al Apple Store, y a la semana me dieron uno nuevo.

Toda mi vida usé reloj, desde chico. La ausencia en mi muñeca me da un poco de paranoia. Por lo tanto volví a mis relojes mecánicos. Primero descubrí que más de uno ya no tenía la batería cargada. Luego, que la correa molestaba un poco porque estaba o suelta o apretada, no se puede ajustar como la Milanese Loop. 

Realmente no extrañe demasiado el Apple Watch. Ni saber cuantas calorías estaba perdiendo, ni alguna otra cosa (no se me ocurre nada vital). Pero hubo algo que si me pareció notablemente diferente en mi rutina. Las notificaciones en el celular son molestas cuando suenan, y no las siento cuando están en vibrador. Me acostumbré a «sentir» las notificaciones en mi muñeca, y es una sensación extraña.

No soy una persona que usa mucho las aplicaciones de mensajes, uso bastante twitter pero no tengo urgencia de que me notifique alguna respuesta. Mas bien soy un usuario pasivo. Pero siempre fue mi propósito que me desligue de mirar el teléfono. Y creo que lo logró.

Si a esto vamos a llamar Ubiquitous Computing o lo que sea como lo quieran llamar, me gusta.  Estoy un poco cansado de depender de estar mirando dispositivos. Sin duda aún llevará tiempo para que la industria nos lleve a esto. Pero la libertad de llevar cosas está buena, siempre y cuando podamos controlar nuestra privacidad y libre albedrío.

 

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Data-driven obsession

Mucho vengo leyendo sobre la aparición de objetos/dispositivos que nos “ayudan” a controlar cual o tal indicador.
Hasta hace unos años, controlarse la presión, el peso y la visión cada tantos meses era suficiente. Hoy en día, además controlamos nuestro plan de datos móviles, la energía que consumen nuestros electrodomésticos o el agua que consumimos.

Como expone Alexis Madrigal, esto nos puede llevar a una decepción. No solo personal, porque el mínimo cambio en los datos probablemente no se vea reflejado en un cambio real. Tampoco en el mundo, ya que realmente no sabemos qué consecuencias tiene este nuevo comportamiento de “medir” todo y tomar decisiones a partir de ello.

Y ni hablar si las máquinas comienzan a tomar decisiones por nosotros. Alexis pone de ejemplo al mundo de la publicidad. Pero sucede en las listas de Spotify o algunos servicios de cartografía, donde lo sugerido se aleja bastante a lo deseado. Incluso Apple se dio cuenta de ello, proponiendo listas musicales curadas por gente de verdad. Tesla, por su parte, está utilizando Machine Learning a partir de las decisiones de sus usuarios para hacer el cambio de carril, etc.

Es que yo me pregunto si esta obsesión por hacer todo mas “inteligente”, no nos vuelve más paranoicos. Por ejemplo, este espejo que te muestra el futuro yo… en que universo paralelo esto va a ser realidad?

De todas maneras, parece que las startups están obsesionadas con la gordura de la gente, hasta que haciendo un análisis del tipo de productos que se lanzan, podemos ver las preocupaciones de la población.
Volviendo a Apple, el uso de los tres circulos en la app Actividad, son más efectivos, manteniendo el aviso de levantarse y el objetivo de caminar 30 minutos, es una forma de mantener el rito de vida sin volverse una obsesión.

Aún no se si alguien hizo algún tipo de estudio sobre la frustración al no mantener los niveles que las aplicaciones nos sugieren. Debo admitir que en los últimos meses, mi ritmo de vida fué muy intestable y cada semana mi Apple Watch me sugiere bajar el objetivo de calorías quemadas. Y en algún rincón de mi cabeza siente cierta culpa por ello.

Sabemos que las sociedades más exigentes están aumentando la tasa de suicidios. Y en particular, no creo que estos pequeños dispositivos que nos dice que mal nos va, no son más la evolución de las revistas de moda que mostraban personas delgadas, llevando frustración a la sociedad en vez de un beneficio real.

Como última instancia de esta obsesión, tenemos este servicio que dice ser el Yelp de las personas. En fin, el mundo está obsesionado con los datos. Y yo creo que está siendo un peso más grande llevar encima la culpa y la responsabilidad de tantos cambios irrelevantes, que nos olvidamos los valores de la banalidad y la empatía, que son fundamentales para una sociedad.

Bueno, y hablando de aparatitos que nos está llevando al extremo, no se que pasará cuando se pierdan algunas contraseñas por ahí y cualquiera pueda entrar a tu casa