Algunos intelectuales y/o teóricos llegamos a una necesidad de encontrar distopías en los sistemas. Nos encantan. Bueno, no a todos, pero muchos sabemos que todo puede fallar. Y cuando digo todo, es hasta lo más controlado. Y eso es algo muy fuerte para los defensores de la ciencia dogmática. Pero desde los inicios de la ciencia (y yo lo considero desde la aparición de la alquimia), que existe la visión distópica. Esta visión en que todo puede malir sal, y nos esperamos lo peor. Podrá ser que seamos un poquito negativos, pero también es porque nos sentimos responsables de «alertar» de que todo no son luces de colores. Pierre Bourdieu dice que «los intelectuales es la parte dominada de la clase dominante», cultos pero sin poder arreglarlo todo con dinero.
Desde chico que leo ciencia ficción e historias como las de Orwell, Philip K. Dick o Aldous Huxley, eran mis libros preferidos. Con eso me crié y mis gustos por las distopías han marcado hasta mi forma de vestir, y también mis investigaciones.
En el presente, hay un movimiento actual de urbanistas, sociólogos, tecnólogos y especialistas en las ciencias de la computación que están de acuerdo en una cosa y, con diferentes versiones, dan una imagen de lo peligroso que es el desarrollo de la tecnología frente al individualismo. Y no hablo solo de la ley SOPA, ni Sinde. Porque esas son cosas evidentes, legislaciones que ahora se discuten. Pero lo que pocos piensan es a donde vamos, y solo quienes están al tanto de los últimos avances, de los prototipos que se están desarrollando, pueden unir las piezas.
El foco está en los datos. En su momento fué la publicidad la que determinó al YO como control de las masas y como todos sabemos, «gracias» a la Web 2.0 ahora todo se trata de comunidades, de NOSOTROS. Eso implica otro tipo de comunicación y por lo tanto, también cambia la forma de persuasión y control.
En mi post sobre las estructuras urbanas adelantaba un poco sobre el problema de dejar librado todo a las máquinas y el tema de las cámaras en las ciudades. Los datos suponen, dos cosas, la primera es que podemos intentar»deducir» por estadística los comportamientos sociales y la segunda es que se pueden tener más datos de las personas de los que al ojo y observación de un humano es posible.
Mucho se habla de las posibilidades que los datos nos dan a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas. El control de tránsito, la salud, la alimentación, los mejores productos y hasta el entretenimiento más adecuado para cada uno. Pero como ya expliqué hace varios meses, estos «objetos» irrumpen en el espacio de forma impredecible, incluso la arquitectura es un objeto histórico que cambian nuestra percepción de la realidad y día a día somos más conscientes de lo que una modificación significa para una sociedad. Hay que estar atentos a los códigos de planificación urbana, ya que muchas veces en vez de dar una solución generan disgregación y discriminación entre los habitantes y/o transeúntes de una ciudad.
Otro tema delicado respecto a los datos, es la identificación biométrica. Recientemente el Gobierno Argentino, por ejemplo, dispuso cruzar las bases de datos de los datos biométricos junto con otros datos personales y dejarlos libremente a diferentes agencias y organismos privados. En términos de privacidad, es crítico entender que este tipo de maniobras limita las libertades de las personas. Y así como dice Adam Greenfield, hay que evaluar como se distribuyen estos datos para que sea justo y consensuado, que diferentes entidades regulen este tipo de datos y no solo un Gobierno, incluidos consultores tecnológicos.
Directo de películas como Minority Report o Robocop, ya están probando maquinas que previenen los crímenes ¿pero es realmente una posibilidad? Seguramente los defensores de la inteligencia artificial dirán que es más efectivo que los humanos y más preciso. Es probable, pero eso no quita que pasemos por un control total de las actividades de las personas. Yo siento que estamos más cerca de 1984 que de un 2012 apocalíptico.
Otro ejemplo, es la predicción del tránsito. Es posible detectar como deberían comportarse las señales de tránsito según datos tomados en tiempo real. Pero también es posible que las máquinas se equivoquen.
Imaginemos un cruce de calles, donde los semáforos detectan si vienen vehículos de una calle y cambia automáticamente la señal. Pero todos sabemos que en algún punto las máquinas fallan, e imaginemos que las condiciones del momento producen un cruce de datos en el que el semáforo no cambia. Imaginen ese desastre.
Entonces, ¿Es más efectivo dejar todo a la disposición de las máquinas?
Mi postura es que al usar tecnología debe darle más poder a la gente (empowering people), más posibilidades que les permitan hacer uso de los espacios y de su libertad como ciudadanos en vez de tratar de controlar sus movimientos.
Pero el intento de control está pasando en todos los ámbitos. Del que más se habla es del Copyright , pero sin darnos cuenta, los gobiernos están sistematizando algunos procesos que más adelante van a ser cruciales para el control, mientras que las personas en pro de una vida tranquila acepta estas medidas sin preguntarse qué conlleva.
Un ejemplo son los sms silenciosos que usan en alemania con la excusa de espiar a sospechosos. Y si seguimos la ley de antiterrorismo que rige en Argentina, podría ser prácticamente cualquier de nosotros. También están las cámaras de vigilancia que instalan en las grandes ciudades (incluida Buenos Aires) y que permiten detectar personas con la excusa de «prevenir» delitos.
Otra forma de privar la libertad de las personas es a través de la arquitectura, como mencionaba anteriormente. Por ejemplo, el cierre de las plazas en la ciudad de Buenos Aires, poner rejas para que la gente no pueda acceder a las mismas es una forma de control. Una forma muy subliminal que no usa la tecnología digital pero si la material.
Entonces entendemos que si queremos mejorar la calidad de vida y que las ciudades no sean más caóticas de lo que son ahora, la forma de afrontar este tipo de problemáticas no son con el control, ni la predicción digital ni las prohibiciones, sino con generar libertades y caminos alternativos para que las personas tomen las mejores decisiones.
Porque todos estos sistemas restrictivos suponen que las personas son incapaces de tomar las decisiones correctas, pero yo creo que justamente todos queremos vivir mejor, solo que no todos tenemos oportunidad a causa de las diferencias sociales que este vida post-moderna nos da. También sabemos que cuando los sistemas restrictivos irrumpen la vida de las personas, la misma población es la que rompe estas estructuras y las readapta para su utilidad, con lo cual vemos que no hay camino posible si no es el de un consenso ciudadano y una participación abierta. Es decir, otorgarle el poder a las personas de tomar su mejor decisión. De hecho les dejo una interesante charlar para reflexionar acerca de como se puede manipular las decisiones de las personas, lo cual encuentro como práctica, mucho mejor que el control de las personas:
(para ver con subtítulos pueden ir al sitio de TED)
Algunas fuentes…
http://www.smartcityexpo.com/
http://www.thecreatorsproject.com/blog/an-invisibility-cloak-you-have-to-see-to-believe-video
http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=the-department-of-pre-crime
http://www.vialibre.org.ar/2012/01/10/biometria-en-argentina-la-vigilancia-masiva-como-politica-de-estado/
http://rebelion.org/noticia.php?id=142705
http://hipertextual.feedsportal.com/c/33160/f/538984/s/1bc0aff1/l/0Lalt10A40A0N0C20A120C0A10Cse0Efiltra0Ela0Elista0Ede0Emonitoreo0Ede0Ehomeland0Esecurity0Etwitter0Efacebook0Ewired0Eo0Ewikileaks0Eentre0Eellos/story01.htm
Si les interesa expandir un poco el texto, pueden leer este interesante artículo: Seguridad Ciudadana: Políticas públicas de seguridad y estructuración urbana en América Latina
Más info sobre el sistema SIBIOS que implementa el gobierno Argentino
http://www.techdirt.com/articles/20120115/06142717410/argentina-building-huge-biometric-database-use-with-polices-face-recognition-technology.shtml