La falta del Pro-común en los proyectos de crowdfunding Latinoamericanos

crowdLos sitios de crowdfunding, o financiación colectiva, son ahora una moda. Ya se instalaron, están creciendo y son una herramienta más para aquel que quiera buscar una forma de conseguir recursos para su idea.
En Latinoamérica hay 2 grandes proyectos que ya conocemos. Catarse en Brasil e Ideame en el resto de latinoamérica.
Estos proyectos nacieron con inversiones que permitieron desarrollarse rápidamente y ya hay muchos proyectos andando en sus plataformas.

Como primera base es muy bueno encontrar que existe una posibilidad de hacer realidad muchas ideas que necesitan un pequeño aporte para empezar. Y así se instaló la cultura de «colaborar» entre todos para un fin. Es buena esta cultura, es un principio prometedor.

Aún así, faltaba algo. Hace tiempo que estoy tratando de descubrir qué es y creo que di en el clavo.
Cuando estaba en España en el 2010, todos hablaban del Pro-común. Una forma de pensar que me pareció demasiado utópica en ese entonces, y que solo pasaron 2 años para que me diera cuenta de que realmente es necesario hoy y ahora. Sencillamente porque va a ser el futuro.
Medialab Prado lo define de esta manera:

EL PROCOMÚN es la nueva manera de expresar una idea muy antigua: que algunos bienes pertenecen a todos, y que forman una constelación de recursos que debe ser activamente protegida y gestionada por el bien común. El procomún lo forman las cosas que heredamos y creamosconjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras.

Los proyectos de financiación colectiva son muy buenos, pero van en una sola dirección. El proyecto que se financia es uno, todos aportan y reciben algo a cambio, pero rara vez hay una participación colectiva. Son pocas las veces que ese proyecto devuelve algo a la sociedad y deja un espacio abierto para que otros construyan.
En resumen, sigue siendo un modelo individualista. Sigue siendo una forma de distribuir un objeto (sea servicio, producto, o entretenimiento) de forma unidireccional. La diferencia es que las personas «aportan» a ese proyecto algo económico. Por lo tanto, no hay un intercambio cultural ni un aprendizaje.

En ese sentido, creo que un MediaLab genera esa irrupción cultural necesaria. Si bien puede utilizar políticas de financiamiento como crowdfunding, tiene otro principio. En palabras del MediaLab de Bogotá:

Un medialab es un punto de encuentro donde personas de diversas formaciones se reunen a compartir, construir, cuestionar, soñar y crear juntas. Los medialabs son núcleos de transformación y redifinición de fronteras, de construcción de nuevos paradigmas y de rompimiento de viejas tradiciones. En los medialabs la sociedad puede enterarse de los últimos desarrollos y preocupaciones científicas, y los científicos e ingenieros pueden conocer las necesidades y preocupaciones de la sociedad en la cual se encuentran.

Los MediaLab no tienen que ser necesariamente físicos. Los espacios pueden ser virtuales, lo importante es la finalidad. Por ejemplo existe el programa Goteo que funciona de una forma que fusiona la financiación colectiva con la colaboración.

goteo descripción

Este tipo de iniciativas son las que vendrán este año, y responden a una evolución social que comenzó con los sitios de crowdfunding pero que evolucionan a una mentalidad Pro-común, fuera de todo individualismo. Y en conjunto con este cambio de la forma de pensar, están los cambios urbanos, las políticas de espacios públicos y la colaboración para que las personas finalmente creen sus espacios de convivencia.

En ello estoy trabajando con mi proyecto 10.000 ideas, que busca mejorar las ciudades con las ideas y las voluntades de todas las personas. Del cual se van a enterar pronto 😉

Imagen: tomada de OpenReflections

El problema de la SUBE, SIBIOS y los datos de seguimiento.

Ya hablé mucho sobre la problemática de la privacidad, el dejar que las computadoras lo sepan todo. Los sistemas magnéticos o de radiofrecuencia para los transportes públicos son muy útiles. No puedo negarlo, ayudan a predecir el tráfico y las estructuras necesarias para hacerlo más eficiente.

Pero esto no significa que este sistema tenga necesariamente que estar relacionado con nuestra identidad. Realmente no tiene ninguna relación ni beneficio la idea de que una tarjeta nos identifica. La única explicación posible es relacionar los datos con la persona.

Este pequeño juego se vuelve macabro cuando el Gobierno Nacional ordena por decreto la creación de una base de datos biométricos unificada llamada SIBIOS. Como ya expliqué, estos datos ahora son consultables por muchas agencias y organizaciones gubernamentales para cruzarlas con otro tipo de datos.

Para ser más práctico, SIBIOS obliga ahora que los chicos recién nacidos estén inscriptos en esta base de datos indicando quienes son, donde viven, etc. Pero por ejemplo, estos datos que siempre existieron en el RENAPER (Registro Nacional de las Personas) nada tenía que ver con los pasos fronterizos, ya que esto lo manejaba la Policia Federal. Tanto la Cedula de Indentidad como el Pasaporte, dos documentos que permiten el tránsito de personas, no tenía nada que ver con el derecho civil que es representado por el DNI.
Estos datos, a partir de que le quitaron a la policía el derecho de hacer estos documentos (con la excusa de que era un negocio y que ahora sería más fácil), son cruzados con el derecho civil.

Como si esto no fuera poco, «obligan» a las personas a utilizar un sistema de pago de transporte que está identificado y relacionado con su identidad. Entonces claramente pueden obtener datos en tiempo real acerca de donde están estas personas, por lo menos los que usen transporte público.
Y digo obligan en mayúsculas, porque siempre existe la posibilidad de usar otro medio. Pero ante la amenaza de un aumento (una clásica herramienta de manejo de la información) y la extorsión, típico de este Gobierno terrorista, esa posibilidad se vuelve obsoleta, culturalmente obsoleta.

Supongamos que hasta acá, saben todos tus datos, saben donde estas, saben si salís del país y conocen también tus antecedentes penales. Conozco un montón de gente que solo ve cosas buenas de esto. La realidad es que tienen un control absoluto y uno podría saltearlo todavía.

Pero que pasa si además, aceleran el proceso de la potabilidad numérica con la excusa de que es un avance tecnológico y es por el bien de las personas para que las empresas telefónicas que son malvadas y quieren lo peor de nosotros, logran que se enlace una línea de celular a nuestra identidad. Y lo que es peor, las transacciones bancarias también están totalmente controladas por sistemas gubernamentales y cruzadas con el resto de los datos. Y si escuchan hablar del voto electrónico, tengan un poquito de miedo, porque talvez su próxima elección no les permita sacar un crédito, quien dice.

En resumen, están logrando un sistema perverso de seguimiento a base de falta de libertad y privacidad, la cual es mencionada en el artículo 19 de nuestra Constitución Nacional: Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.

Por si los confunden «Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios» se refiere a que solo Dios puede saber por donde yo transito, con quien yo hablo, con quien me relaciono o que hago con mi dinero. Pero parece que a nuestra presidenta le gusta jugar a Dios, o mejor dicho, escuchar a Dios. Porque está bien claro que no conoce los alcances de esto, sino que está evidentemente influenciada por el poder Norteamericano. Y no, no soy paranoico, es un análisis totalmente objetivo. Sino vean como está de contenta anunciando todo esto sin tener la mínima idea de lo que significa…

Demás está decir que este tipo de sistemas fué probado en países de primer mundo y fué desarticulado por justamente, ir en contra de la privacidad de las personas. Pero claro, estamos en Sudamérica.
Y quiero aclarar que muy diferente sería si este tipo de sistemas fuera abierto, es decir open-source, por lo tanto anónimo y abierto con APIs para que cualquier pueda mejorarlo. Pero sobretodo anónimo y sin cruzarlo con otro tipo de datos.
Les dejo un documento publicado por el gobierno de Gran Bretaña al respecto de los sistemas biométricos y su «buen» uso. Data del 2003, en el 2008 ya se encontraron con un par de problemitas los cuales en wikipedia se dejan bastante claros.

Infografía que publicó La Nación respecto al estado actual:

Gentrificacion, revalorización y autenticidad en las ciudades

gentrificacion barcelonaLa gentrificación comienza cuando un grupo de personas de un cierto nivel económico descubren un barrio que, a pesar de estar degradado y descapitalizado, ofrece una buena relación entre la calidad y el precio y deciden instalarse en él. Estos barrios suelen estar situados cerca del centro de la ciudad o contar con determinadas ventajas, como el estar situados cerca de polos de empleo, etc.

«Para que se produzca el proceso de gentrificación es necesaria la existencia de áreas gentrificables, es decir, barrios donde la diferencia entre el valor real del suelo y la diferencia potencial de renta, el “rent gap”, pueda producir los suficientes beneficios para atraer a los inversores en la vivienda. Por otro lado es fundamental para la consecución del proceso de gentrificacion la existencia de un colectivo de colonizadores, un consumidor medio de la vivienda gentrificada con el suficiente poder adquisitivo y el interés por desplazarse a la zona en cuestión.» Ibán Díaz Parra

En otras palabras, el término es un neologismo que procede del inglés gentrification. Deriva de gentry, que podría tal vez traducirse como hidalgo o burgués.
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Intelectuales, distopías y privacidad

distopia Algunos intelectuales y/o teóricos llegamos a una necesidad de encontrar distopías en los sistemas. Nos encantan. Bueno, no a todos, pero muchos sabemos que todo puede fallar. Y cuando digo todo, es hasta lo más controlado. Y eso es algo muy fuerte para los defensores de la ciencia dogmática. Pero desde los inicios de la ciencia (y yo lo considero desde la aparición de la alquimia), que existe la visión distópica. Esta visión en que todo puede malir sal, y nos esperamos lo peor. Podrá ser que seamos un poquito negativos, pero también es porque nos sentimos responsables de «alertar» de que todo no son luces de colores. Pierre Bourdieu dice que «los intelectuales es la parte dominada de la clase dominante», cultos pero sin poder arreglarlo todo con dinero.
Desde chico que leo ciencia ficción e historias como las de Orwell, Philip K. Dick o Aldous Huxley, eran mis libros preferidos. Con eso me crié y mis gustos por las distopías han marcado hasta mi forma de vestir, y también mis investigaciones.

En el presente, hay un movimiento actual de urbanistas, sociólogos, tecnólogos y especialistas en las ciencias de la computación que están de acuerdo en una cosa y, con diferentes versiones, dan una imagen de lo peligroso que es el desarrollo de la tecnología frente al individualismo. Y no hablo solo de la ley SOPA, ni Sinde. Porque esas son cosas evidentes, legislaciones que ahora se discuten. Pero lo que pocos piensan es a donde vamos, y solo quienes están al tanto de los últimos avances, de los prototipos que se están desarrollando, pueden unir las piezas.
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