¿Qué se comparte en la Economía colaborativa?

No quiero parecer un negativo ante todo. Ya sabrán que mi posición crítica no está orientada a ser anti-sistema, sino a comprender los procesos y los discursos poco visibles. En palabras de Giorgio Agamben, me gusta hacer una Arqueología de las tendencias actuales, buscar aquellas signaturas, por las cuales las cosas revelan sus cualidades invisibles.

No es la primera vez que me toca hablar de la economía colaborativa. Un largo artículo de Uber saqué hace un mes.
Las cosas se están poniendo complejas y los gobiernos (aquellas instituciones más conservadoras en muchos sentidos, pero que también son innovadoras cuando les conviene) están tomando decisiones drásticas para uno y otro lado.

Lo que cuesta develar, entonces, es el sentido hacia el que se dirige esta moda de la colaboración. ¿Qué cambios están transformando positivamente a la sociedad?¿Quién se beneficia mientras tanto?¿Qué rol están jugando los Gobiernos?

Como todo campo, la lucha de poder es feroz, pero en un ámbito donde el conocimiento y la información que se maneja es escaso, es aún peor.
Digo conocimiento e información por dos razones, y hago hincapié en esto porque supuestamente estamos en la “era del conocimiento y la información” y las TICs son el futuro (por lo menos vienen siendo hace 15 años y no sabemos donde vamos a terminar).
Por un lado, solo un bajo porcentaje de la población sabe qué es “economía colaborativa”, “emprendimiento”, “procomún”, etc, etc. Esto hace que el cambio, en principio, sea para algunos. Además, pareciera que esta nueva moda desvaloriza lo que estaba antes. Es decir, aquellas prácticas fundadas en la colaboración y el intercambio, y que estaban organizadas en torno a otros valores, con o sin internet de por medio.
El segundo lugar crítico, es la información en sí. Retomando a Agamben, el dispositivo-máquina de la economía colaborativa es compartir a costa de esconder otras cosas.
Ni Uber, ni Airbnb, ni los gobiernos, ni las universidades dejaron de lucrar (ya sea económica o políticamente) con ello. Y por ende, la ganancia está en compartir un objeto (generar nuevas mercantilizaciones), por ejemplo la casa o el auto, y no compartir la forma en que ese modelo se crea, o funciona.

Si un gobierno que fomenta la economía colaborativa, no es consciente de la disruptividad social que generan estos modelos, y por lo tanto, segregación, está reproduciendo el modelo capitalista, al mismo tiempo que fomenta el consumismo en nuevas formas. Porque, convengamos, no difiere mucho del modelo original.

¿Cuál es la alternativa? Entre todas las aplicaciones y plataformas que hemos adquirido con las nuevas generaciones tecnológicas, la que veo que está cayendo en desuso es la wiki.
Algunos ya ni recordarán, que las wikis no son solo Wikipedia, sino una plataforma abierta de colaboración mutua y la mejor forma (a mi parecer) de compartir conocimiento.
La gran dificultad de las wikis, es el formato, que tal vez no es el mejor para personas que no están acostumbradas a manejar diferentes interfaces (si se ponen a pensar, las personas comunes solo manipulan interfaces digitales en sus computadoras, smartphones y algún kiosco en la vía pública). Pero más allá de eso, las wikis habían comenzado a usarse para compartir información y disponer del conocimiento en muchos ámbitos. De una forma abierta y comunitaria, todos podían acceder a todo.

Ahora que están de moda los FabLabs y MakerSpaces, que están orientados al “hacer” han dejado de lado el componente del conocimiento que tenían los Medialabs y se dedicaron a la masificación del “hacer”. El Fetiche producido por esos modelos cerrados, olvidaron la importancia de documentar y compartir libremente sus resultados.

Las universidades y los centros de investigación, siguen valiéndose del paradigma científico de los papers y las publicaciones elitistas. Muy pocas investigaciones son difundidas libremente, y estructuran su valor en el mercado científico.

Los gobiernos, lejos de transparentar su metodología, mercantilizan su gestión a costa de la falta de información. El paradigma de Gobierno Abierto se agota en el momento en que no haya más datos que compartir, cuando lo realmente valioso son los procesos de construcción de sentido, en las decisiones que se toman para una ciudad.
Retomando a Agamben, él dice que “la profanación de lo improfanable es la tarea política de la generación que viene”, es decir, devolver a las personas el valor de uso de las cosas. Los datos, hoy en día, son el objeto de mercantilización de la gestión. Saca de discusión la lucha política para que los ciudadanos “compren” de forma deliberada una mejor gestión, sacralizando la información, alejándola del objeto real.

En definitiva, la profanación de la que habla Agamben, no es un proceso del que estemos cerca. Él habla del capitalismo como una religión, en el que se separan las cosas de los hombres, para convertir lo separado en mercancía. El consumo, desde su visión, es la imposibilidad del uso.

Los defensores de la naturaleza, no así los ecologistas que forman parte del mismo paradigma capitalista, tienen razón en que hay que volver a conectarse con lo natural. Pero lo natural en la relación del ser humano con las cosas en si. La abusada frase “vivir el presente” es, en algún sentido señal de esta reconexión entre las cosas y los seres vivientes.
Una verdadera economía colaborativa, sería la que rompe los caminos existentes y abre nuevos al paso del hombre. Estos caminos no están marcados, como las reglas que rigen nuestras sociedades, sino que existen en la potencia-de-ser, en cualquier momento, en cualquier persona.

Ciudades que colaboran

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La idea de economía colaborativa y la cooperación entre organizaciones ya es un tema instalado, la sociedad aprovecha de sus relaciones para intercambiar bienes y conocimiento valiendose del beneficio de internet y las redes sociales.
En el ámbito gubernamental, las estructuras jurisdiccionales siguen siendo las más importantes para definir su «economia». En Argentina, los Gobiernos Locales dependen de las provincias y el gobierno nacional para generar instancias de cooperación, de intercambio de conocimiento, o para resolver problemas conjuntamente. Un ejemplo de esto, es la COFEMA, una instancia muy poco utilizada para que las jurisdicciones del pais se pongan de acuerdo en cuidar el Medio Ambiente.
Por otro lado, existen Redes de ciudades a las que muchos municipios adhieren, pero en general son temáticas y manejan una agenda única que dificilmente su función se ve reflejada en trabajos específicos, de forma colaborativa. Se trata entonces, de un ámbito de relaciones públicas y de compromisos a largo plazo.

Por esta razón, desde un espacio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, decidimos tomar iniciativa y desarrollar el primer Banco de Prácticas Innovadoras. El mismo reune las prácticas que la ciudad de Buenos Aires tiene para contar al mundo. Su experiencia, errores y aprendizajes en su implementación, son parte de los conocimientos técnicos de los cuales otras ciudades les pueden nutrirse a la hora de desarrollar sus propias políticas públicas.
Este Banco, está enmarcado en el Programa de Cooperación e Intercambio de Politicas Públicas Innovadoras, que refuerza esta intención mediante la organización de capacitaciones, jornadas de trabajo y seminarios a realizarse en conjunto con otras ciudades del País. La ciudad busca relacionarse directamente, intercambiar y aprender de las experiencias de cada una. Un nuevo paradigma para la gobernabilidad.

Las Politicas Publicas suelen incorporar herramientas, instrumentos y decisiones que en su articulación e implementación brindan experiencias únicas, muy dificil de transmitir en la mayoría de los casos. Hablando de las más innovadoras y exitosas, entendemos que las condiciones para su gestación son consecuencia de una alineanción de varios factores necesarios, y compartiendo las experiencias ayudará a transmitirlo.

Finalmente, estamos construyendo un espacio que nos gustaría que todas las ciudades lo tengan, así como muchas tienen su agencias de cooperación internacional, cooperar con el resto de las ciudades del país es muy importante.

Si ya vivimos la participación ciudadana y la apertura de datos como formas de abrir las ciudades hacia la ciudadanía, existe una apertura hacia sus pares. Es decir, otros funcionarios, técnicos y profesionales especializados en temas urbanos. Desde la arquitectura, la agronomía hasta el sector de las emergencias urbanas.

Saskia Sassen definió a las ciudades globales, como aquellas que lideran las redes de ciudades y compiten por un lugar destacado en la globalización, en un mundo de redes avanzada. Las ciudades colaborativas ofrecen un lugar a cada una de las ciudades, gigantes, grandes, medianas o pequeñas, según sus necesidades y conocimientos específicos, una idea más cercana a la que podría ser definida por Bourdieu.
Una nueva política, no de discursos ni tecnocrática, sino innovadora, que busca cambiar la vida de las personas con hechos reales. Donde la gestión no se mide por la cantidad de obras sino por el cambio de comportamiento en las personas.

Este nuevo programa que comenzamos en septiembre del año pasado con Martín, viene en línea con lo que venimos trabajando en Chiripa y Gobernanza Local, para mejorar las ciudades latinoamericana. Y agradecemos al Ministerio de Gobierno de la ciudad que nos está dando la oportunidad de llevarlo adelante!

Los invito a conocer el programa, participar de las actividades y escribirnos, en su sitio y seguir a la cuenta oficial de la Subsecretaría de Asuntos Federales (@ssafed).

Definir el impacto de las iniciativas participativas y los datos abiertos

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En mi investigación para ciudades más abiertas, el tema de los últimos meses son es la medición y los indicadores de impacto. En otras palabras, muy lindo lo de SmartCities, pero ¿cómo sabemos si causa algún efecto?. Esta pregunta va directamente ligada a la anterior ya analizada, ¿Las ciudades realmente quieren cambiar?. Y también podemos pensar en la dificultad de crear impacto cuando lo que se mide, al final de todo, es el valor creado.

Pero los invito a meterse en profundidad en uno de los ejes con los que estamos trabajando actualmente con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aaires y el Dr. Boyd Cohen, de la famosa SmartCityWheel para hacer ciudades realmente inteligentes.
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Lo que nos incumbe en esta ocasión tiene que ver con participación, transparencia y datos abiertos. Temas que se han discutido esta semana en el encuentro ABRELATAM junto a colegas de todo el mundo en la ciudad uruguaya de Montevideo.
Los temas mencionados, son los que conforman el componente Transparency & Open Data, incluido en el eje Smart Gov de la rueda.

En primer término, quiero aclarar que muchos asocian los datos abiertos y la participación con la transparencia y esto no me parece correcto. O por lo menos no directamente. Estos son, algunos componentes de lo que podríamos llamar un Índice de Transparencia. Tampoco es, como se cree, un cierto tipo de información.
Andrew Schnackenberg argumenta que la transparencia debería ser algo natural cuando los actores comparten objetivos, ya que está definida por el nivel de apertura, claridad y celeridad de la información compartida. O en palabras de James R. Hollyery, B. Peter Rosendorff y James Raymond Vreeland, la transparencia se compone de diferentes dimensiones, y funcionan como diferentes mecanismos de los cuales se espera diferente comportamiento en el gobierno.

Por lo tanto, un primer indicio, nos lleva a pensar que si queremos medir el impacto de la participación o de las políticas de datos abiertos, debemos evaluar cómo afectan a la transparencia de un gobierno. Además, debemos descartar de nuestra hipótesis, que un gobierno con políticas que dicen ser «abiertas» o «participativas», no lo es si sus ciudadanos no lo perciben así.

En el encuentro ABRELATAM nos preguntamos ¿Qué es un indicador correcto para medir la participación y las políticas de datos abiertos?

Como ya lo hemos definido con Lucía Paz Errandonea en abril de este año. «No podemos contemplar, en definitiva, sólo la participación realizada mediante el uso de sistemas tecnológicos. Ya que si bien podemos considerarlos parte de la infraestructura urbana, a esta no se la puede escindir de los comportamientos sociales.»

Por lo tanto, durante el evento ABRELATAM definimos que hay 2 tipos de participación, aquella que se involucra y busca la innovación de forma «activa». Y una segunda que nombramos «pasiva» ya que solo se refiere a dar apoyo, compartir o aportar a una causa de forma desinteresada.
La primera es la participación real, o por lo menos aquella que buscamos en una ciudadanía de la SmartSociety, pero resulta muy dificil de medir. La segunda, en cambio, tiende a ser más un indicador de visibilidad que de participación, ya que el indicador por defecto es el volumen de «participación» en una causa.
Encontramos que muchas veces se le asignan atributos a la participación que en su naturaleza no se presentan. Por ejemplo, la junta de firmas virtuales, por medio de plataformas como Change.org o grupos en Facebook. Y en algunos casos, el efecto causado, no es el efecto esperado.

Así que una primer forma de medir la participación deliberada, es pre-definir los objetivos. En el caso de implementar una política participativa preguntarse ¿Para qué queremos que las personas participen?¿Qué queremos lograr?¿Cuales son los espacios en que podrán aportar?¿Cuál es el efecto esperado?

Luego de compartir experiencias personales, nos dimos cuenta que algunas herramientas participativas funcionan mejor que otras, y pudimos definir que las más exitosas se deben a tres factores.
A que generan historias que realmente interpelan a las personas a través de la emoción, ideales, etc.
A que manejan correctamente y emprolijan la información, con lo cual se vuelve una herramienta útil para generar mapas de información.
A que generan confianza ya que se valen de otros medios que los validen, como los medios de comunicación u organizaciones del tercer sector.

Finalmente, definimos algunas características para poder analizar una acción participativa:

  • Los públicos objetivos de la acción. No todos van a participar, debemos elegir quien nos interesa a partir de la generación de un mapa de actores.
  • Los niveles de participación. Definir qué tipo de participación y compromiso tendrán estos públicos elegidos.
  • Intencionalidad. Pensar y diagramar cual es nuestra intención y cual es la intención de cada uno de estos participantes, para ofrecerles algo a cambio de su participación.
  • Aliados y cooperación. Dentro de los actores definidos, debemos pensar cuales serán nuestros aliados (aquellos que comparten el mismo objetivo y visión) y quienes estarán abiertos cooperan (aquellos que comparten alguno de nuestros objetivos y visión, pero no todos).
  • Call to Action. No sirve solo pedirle a las personas que participen, hay que indicarles cómo y de que forma pueden hacerlo. De esta manera se genera confianza en el circuito.

Por el lado de los datos abiertos, nos encontramos con el problema de que el impacto hasta el momento es ínfimo. Solo poca población sabe hacer uso y conoce de su importancia. Y que las políticas relacionadas, hasta ahora se han encontrado con una calle sin salida. Si bien se mostraron otros usos interesantes de los datos abiertos (y no tan abiertos) aún el camino es sinuoso.
Sumado a esto, los problemas de privacidad y el mal uso de los datos existentes, están generando más preocupación que buenos augurios.

Más allá de eso, tener formas de medirlos ayuda a tomar decisiones correctas sobre la estrategia. Para ello agrupamos las posibles formas de indicadores en 4 métodos:

  • Utilidad real. Poder establecer una necesidad del usuario final (por ejemplo, disminuir el tiempo de transbordo entre 2 transportes públicos) y definir indicadores relacionados a esa necesidad. De esta manera nos aseguramos una estrategia orientada a mejorar la calidad de vida que no será en vano.
  • Medición cualitativa. Una encuesta tradicional permite establecer si los ciudadanos están en condiciones de percibir el beneficio.
  • Auditoría externa. Muchas veces una evaluación objetiva es la mejor forma de estudiar el impacto.
  • Estrategia temporal. No solo sirve medir el impacto final, sino que se deben definir los momentos en que se tomarán muestras para analizar la evolución previamente planificada. De esta manera, podemos asegurar que exista un cambio de comportamiento en el tiempo para poder pivotear a tiempo.

Los datos abiertos son un aporte más de una estrategia de Gobierno Abierto, que es el que general el impacto. No al revés.

También hemos discutido la importancia de la serendípia como causante de nuevos escenarios. Pero para considerarla una metodología parte de la estrategia, o mas bien, parte del ecosistema innovador, debemos poder medirlo a partir de un método empírico determinado. Si bien es cierto que puede generar grandes saltos creativos, para poder considerarse dentro de nuestro mapa estratégico, debemos tomar pruebas constantemente para poder entender su evolución e impacto.

Por último, hemos notado que a veces existe una creencia ciega en estos nuevos paradigmas tales como bigData, que no se diferencian muchos del nacimiento de la estadística en la década de 1910. Y que debemos tener cuidado de no caer en una tecnocrácia.

En conclusión, se necesita poder definir una estrategia fuerte, con formas de medir su evolución al mismo tiempo que poder cambiar de táctica si el efecto que estamos causando no es el esperado. La innovación es un cambio cultural, y debemos pensarlo como un efecto a largo plazo que requiere de constancia e inteligencia para llegar al final.
La participación aislada, por más multitudinaria y visible que sea, no tiene un impacto real en el cambio de comportamiento de las personas. Solo aquella que puede entender el campo total de los actores, intenciones y necesidades, podrá desarrollar una estrategia participativa que como efecto mejorará sustancialmente la noción de transparencia.

Esperamos, con estas conclusiones, y muchas otras en las que estamos trabajando, poder contener toda el aprendizaje generado en los manuales que estamos preparando en CHIRIPA para ayudar a los gobiernos locales a conocer las buenas prácticas.

Innovación Urbana y planificación colaborativa en Buenos Aires

buenos airesAún estoy aprendiendo y creo que nunca dejaré de hacerlo, pero soy bastante nuevo en el ámbito del estudio urbanístico. Conozco muchos proyectos, de acá y otras ciudades. Por suerte internet permite conectar, hacer puentes y saltear obstáculos de conocimiento. Pero también te permite ver solo lo que está en la superficie.

Hace tiempo que vengo pensando en armar un espacio, un laboratorio urbano. Que mezcle periodismo, tecnología, investigación, arquitectura, ciencias sociales, diseño y cultura en un mismo espacio.
Pero antes de hacerlo, busco los puntos que intentaré unir para que esto funcione.

Veo en otras ciudades en las que me muevo, como Madrid o Santiago de chile, grandes proyectos y expectativas. Un pensamiento integral y la necesidad de pensar las ciudades desde otro lugar. En Buenos Aires me cuesta verlo, hay proyectos pero son pocos y de bajo perfil.
No se si nunca existió la real preocupación o es que yo no lo veo. O talvez esa preocupación quedó en el lado académico e investigativo, y no en su aplicación real. La Sociedad Central de Arquitectos es como un gran polo de pensamiento urbano. Pero son Arquitectos, nada más. Se que hay mucha gente trabajando en otros lugares, proyectos y cosas, pero no se dejan ver.

Me pregunto entonces ¿por qué no existe esa motivación en esta ciudad?. Transitan casi 10 millones de habitantes y se dice que las culturas y las costumbres en esta ciudad son infinitas. Su edificación es grandiosa y el gobierno local lucha por innovar en el sistema de transporte y en las industrias culturales entre otras cosas, pero con políticas centralistas. Son pocos los proyectos independientes que nacen con fuerza y con intención de aportar al bien común.
Hay focos, en las villa miseria, en el sector cercano a la cuenca Matanza-Riachuelo, entre otros lugares destacados, que por su urgencia han nacido proyectos que intentan mejorar la vida de las personas. Pero una vez más, aislados y sin comunicación entre si.

Hay una naturaleza de esta ciudad que hace que todo sea disgregado, que todo se pierda en el día a día. Las causas de lucha son efímeras y es mejor no hablar de ciertos temas. Nos cuesta pensar el futuro, la política es el chimento actual en vez de una planificación a distancia.

Creo que es momento de buscar un espacio para los que quieren aportar, desde todos los ámbitos. A pensar esta ciudad.
Mi proyecto 10.000 ideas es la punta del iceberg que me gustaría que salga a flote pronto y deje en la superficie una nueva forma de vivir Buenos Aires.

El urbanismo es una ciencia tan general, tan expansiva y que se ha perdido de vista por culpa del dogmatismo de un par de profesionales. Es hora de que la planificación urbana sea abierta y participativa.

Como dice el grupo Pulska Grupa: «Imaginamos una ciudad como un espacio colectivo que pertenece a todos los que viven en ella, que tienen el derecho a buscar las condiciones para su satisfacción económica, política, social y ecológica al mismo tiempo que asumen pertenencia solidaria. Este concepto de ciudad es bloqueado por el capitalismo dialéctico basado en la diferencia entre lo público y los bienes privados. Desde estos dos polis, el estado y el mercado emergen como solamente dos sujetos. Queremos escapar a esta dialéctica, no enfocandonos en el eventual «tercer sujeto», pero como un grupo con subjetividades colectivas y los bienes comunes que ellos producen».

Está claro que las personas comunes no tienen los conocimientos para construir edificaciones, mucho menos ciudades enteras, pero es necesario el trabajo en conjunto con profesionales. Los proyectos pensados estrictamente en papel tienden a ser obsoletos con los años. Encambio hay que pensar en una arquitectura mas adaptativa.

Tomo por ejemplo el nuevo Distrito Cívico que, a través de un concurso de la SCA, el GCBA licita la construcción de un nuevo epicentro político. Y que con argumentos tales como «la similitud al escudo logo de la ciudad» para la excusa del diseño del edificio, dejan afuera el pensamiento de los ciudadanos. Incluso osaron en nombrar como «Plaza Cívica de la Convivencia» un sector abierto debajo de un gran balcón para dictar al pueblo.
¿Pero acaso consultaron a los habitantes del barrio, a los verdaderos ciudadanos, como quieren que sea su centro cívico?¿Hubo participación de las personas comunes? Si esto no fué así, entonces tendrá poco de «plaza cívica». Un proyecto que nace con el pié izquierdo para las nuevas generaciones.

El manifiesto P2P URBANISM encuentra 4 puntos problemáticos dentro de las implementaciones actuales del urbanismo:
1. El pensamiento de planificación central solo ve una gran imagen superficial sobre los problemas y olvida los detalles locales que son significantes para las personas.
2. El desarrollo a gran escala y centrado en el dinero ocurre cuando se compran grandes terrenos para construir grandes edificios. Esto es un gran error ya que no está centrado en el humano.
3- Los proyectos a pequeña escala han sido desechados. Los desarrolladores dueños de la mayoría de las tierras, hacen imposible para las personas normales comprar pequeños lotes y construir su propio lugar.
4. Muchas personas tienen grandes ideas que pueden no funcionar, pero también muchas personas tienen pequeñas ideas que probablemente funcionen. Teniendo el conocimiento de los proyectos que se llevaron a cabo, sabiendo si fallaron o fueron exitosos, permite sortear los problemas de de malas filosofías o de proyectos orientados a hacer negocios.

En este último punto es donde 10.000 ideas tendrá más énfasis, ya que se plantea una plataforma colaborativa de ideas que funciona como un repositorio.

En resumen, un urbanismo open-source sería la forma de adaptar y modificar teorías, investigaciones y prácticas mejorando las experiencias y dando base para resolver los problemas específicos de la sociedad. Es la forma en que la innovación da frutos, y es el espacio público, libre y abierto donde esto se hace posible.
Tal como comenta el especialista en proComún David Boiller, una ciudad debe tener ciertos valores para mejorar la vida de las personas:
– Las ciudades deben ser a escala humana, amigable con los peatones, social, vivible y divertida.
– La planificación y el diseño de las ciudades debe ser abierto y participativo.
– La construcción de nuestro paisaje debe ser adaptable a las cambiantes circunstancias, a lo largo de lineas de open-source software.
¿Por qué las futuras generaciones deben llevar el peso de los costosos errores de una planificación centralizada de los idiotas de hoy?

Imagen vía Rafael Strella

La desfederalización del transporte es una tendencia global

metrobus transportEstá en la agenda de la Argentina el dramático traspaso de los subtes al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es algo de lo que no se quieren hacer cargo y como siempre los que quedamos en el medio somos los ciudadanos.
Mientras se pelean por el presupuesto, los subsidios y las obligaciones, algunos nos preguntamos si realmente es necesario y qué beneficios traería el traspaso.

Más allá de nuestro caso en particular, donde Buenos Aires es la única ciudad con subterraneos y con poder autónomo, es cierto que se está volviendo una tendencia en muchos países. En Estados Unidos, por ejemplo, el presupuesto federal pretende recortar recursos al transporte público.

A raíz de esto, se cuestiona el rol de los gobiernos federales sobre la inversión y el apoyo en la expansión del transporte en las ciudades. Y el principal argumento es que estas inversiones las pagan todos los ciudadanos cuando realmente se benefician aquellos que transitan esa ciudad, alegando que la ciudad debe hacerse cargo de ese gasto.

Es un argumento válido, en tanto no tomemos a las ciudades como grandes polos del crecimiento del país. Y en ese sentido, creo que por un lado tiene que ver con una política de descentralización.
¿Pero acaso no es deber del Gobierno Nacional ayudar a las pequeñas ciudades en su crecimiento? ¿Podría la ciudad de Córdoba financiar su propio sistema de subtes? La respuesta está, como en muchos países, que la única forma de que sea posible es que el boleto tenga un costo muy elevado.

Otro punto interesante para debatir, es que la ciudad sabe mejor cual es la mejor manera de afrontar los problemas de transporte, conoce mejor donde invertir y en ese sentido defiendo la autonomía de las ciudades, en que son ecosistemas que debe ser respetado.

Entonces el punto de la cuestión tiene que ver en cómo redistribuir las riquezas que genera el Estado a través de los impuestos. Para eso se pueden aplicar diferentes fórmulas, ya sea por cantidad de habitantes o por la densidad o PBI, o incluso por méritos aún siendo algo muy democráticamente dudoso.

Bruce Katz llama a este proceso «laboratorio de democracia» en donde los gobiernos locales y nacionales juegan sus roles de poder. Y está claro que en nuestro país este laboratorio juega con productos tóxicos.

Tal como lo trata The Transport Politic, el asunto es muy complejo y es parte del juego político. Aún así, ya sea por falta de recursos, previsión o visión, los gobiernos federales están dejando de asignar presupuesto desligando sus obligaciones al respecto.

Imagen vía Mercedes Benz Metrobus Project

Innovación social, politicas de gobierno y comprensión de la cultura local.

Si las politicas innovativas, de cualquier índole, son copiar otras sin intención de adaptarlas y comprender a la situación e idiosincracia de la cultura local, es lo mismo que nada.
Creo que la potencialidad de trabajar sobre la sociedad o la cultura en las ciudades es que cada una es única y heterogenea a la vez. Por lo tanto las politicas, si bien pueden ser inspiradas por los avances de otras ciudades, deben surgir en base a las necesidades y problematicas locales.

Siendo latinoamérica, no puedo dejar de pensar en la voluntad y en la expresividad de nuestro pueblo. Una sociedad que lucha y que defiende lo propio. Y si hablamos de Buenos Aires, nuestra cultura mixta deja a la vista nuestra capacidad de relacionarnos, de valorizar e incluso de ser altamente criticos pero tambien soberbios en muchos aspectos.
Todo esto y más hay que pensar cuan bien podemos hacerle a esta sociedad.

Y dentro de mis reflexiones acerca de las innovaciones tecnológicas que se avecinan, conocidas como «smart cities». Me pregunto qué capacidad receptiva tendremos al respecto, cuando la desigualdad aumenta no solo en grados económicos sino culturales y demográficos.
¿Cómo podemos integrar estos sistemas digitales a la vida de las personas comunes? ¿Acaso el plan de computadoras portatiles que se ejecuta actualmente alcanzará para que los adultos del futuro sean capaces de manejarse en estos sistemas? ¿Y qué pasa con los adultos actuales que aún viven en un mundo analógico?
¿Acaso son los celulares y pseudo smatphones los que están generando mas cultura digital que los planes de educación?

Me parece que en este punto la gran brecha de la participación ciudadana está dejando, año a año más personas afuera de este sistema que de forma falaz llamamos democracia.
En vez de enseñar a utilizar estas herramientas para la producción, e incluso la reflexión, se genera un medio más de entretenimiento que poco tiene que ver con las, tan de moda, «industrias culturales».

¿De qué sirve darle voz a personas que ya tienen acceso? Es casi hipócrita generar más medios de comunicación con la sociedad siendo siempre con el mismo publico, sino enseñar a los pueblos a defender lo suyo, a las clases sociales o sectores o como les guste llamar a todos los habitantes, y no solo ciudadanos, de esta y otras ciudades a poder crear sus propios medios de intercambio de valores, de soluciones a sus problemas y de ideales para el crecimiento.

Dada la naturaleza de las sociedades urbanas, los espacios siempre se crean. Responde a las politicas locales si estos serán espacios integrados o disociados, respetados o marginados; y por lo tanto la relación de estos en tanto una construcción mutua de la sociedad.
De esto se trata la legitimación gubernamental. Pensar que la democracia es solo la elección de los representantes es una simplificación mal formada, las acciones deben ser legitimadas por el pueblo, todo lo que se haga fuera de eso es un potencial autoritarismo. Y para que sea efectivo, existe la metodología del plebiscito que permite en diferentes grados una participación ciudadana.

Entonces, pido consideración a quienes tengan la capacidad de tomar decisiones, que no se limiten solo a decidir, sino evaluar, confrontar y más que nada aprender a observar más allá de su propio entorno para planificar y ejecutar.
Y en tanto todos somos actores dentro de este espacio en común, considero que tambien somos responsables de las innovaciones sociales que podemos llegar a disparar desde nuestro propio interés. Para esto hay que accionar y no dejarse llevar por el espacio de confort que es, sobre todo en nuestra región, una ilusión.

Imagen tomada del NYTimes

El problema de la SUBE, SIBIOS y los datos de seguimiento.

Ya hablé mucho sobre la problemática de la privacidad, el dejar que las computadoras lo sepan todo. Los sistemas magnéticos o de radiofrecuencia para los transportes públicos son muy útiles. No puedo negarlo, ayudan a predecir el tráfico y las estructuras necesarias para hacerlo más eficiente.

Pero esto no significa que este sistema tenga necesariamente que estar relacionado con nuestra identidad. Realmente no tiene ninguna relación ni beneficio la idea de que una tarjeta nos identifica. La única explicación posible es relacionar los datos con la persona.

Este pequeño juego se vuelve macabro cuando el Gobierno Nacional ordena por decreto la creación de una base de datos biométricos unificada llamada SIBIOS. Como ya expliqué, estos datos ahora son consultables por muchas agencias y organizaciones gubernamentales para cruzarlas con otro tipo de datos.

Para ser más práctico, SIBIOS obliga ahora que los chicos recién nacidos estén inscriptos en esta base de datos indicando quienes son, donde viven, etc. Pero por ejemplo, estos datos que siempre existieron en el RENAPER (Registro Nacional de las Personas) nada tenía que ver con los pasos fronterizos, ya que esto lo manejaba la Policia Federal. Tanto la Cedula de Indentidad como el Pasaporte, dos documentos que permiten el tránsito de personas, no tenía nada que ver con el derecho civil que es representado por el DNI.
Estos datos, a partir de que le quitaron a la policía el derecho de hacer estos documentos (con la excusa de que era un negocio y que ahora sería más fácil), son cruzados con el derecho civil.

Como si esto no fuera poco, «obligan» a las personas a utilizar un sistema de pago de transporte que está identificado y relacionado con su identidad. Entonces claramente pueden obtener datos en tiempo real acerca de donde están estas personas, por lo menos los que usen transporte público.
Y digo obligan en mayúsculas, porque siempre existe la posibilidad de usar otro medio. Pero ante la amenaza de un aumento (una clásica herramienta de manejo de la información) y la extorsión, típico de este Gobierno terrorista, esa posibilidad se vuelve obsoleta, culturalmente obsoleta.

Supongamos que hasta acá, saben todos tus datos, saben donde estas, saben si salís del país y conocen también tus antecedentes penales. Conozco un montón de gente que solo ve cosas buenas de esto. La realidad es que tienen un control absoluto y uno podría saltearlo todavía.

Pero que pasa si además, aceleran el proceso de la potabilidad numérica con la excusa de que es un avance tecnológico y es por el bien de las personas para que las empresas telefónicas que son malvadas y quieren lo peor de nosotros, logran que se enlace una línea de celular a nuestra identidad. Y lo que es peor, las transacciones bancarias también están totalmente controladas por sistemas gubernamentales y cruzadas con el resto de los datos. Y si escuchan hablar del voto electrónico, tengan un poquito de miedo, porque talvez su próxima elección no les permita sacar un crédito, quien dice.

En resumen, están logrando un sistema perverso de seguimiento a base de falta de libertad y privacidad, la cual es mencionada en el artículo 19 de nuestra Constitución Nacional: Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.

Por si los confunden «Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios» se refiere a que solo Dios puede saber por donde yo transito, con quien yo hablo, con quien me relaciono o que hago con mi dinero. Pero parece que a nuestra presidenta le gusta jugar a Dios, o mejor dicho, escuchar a Dios. Porque está bien claro que no conoce los alcances de esto, sino que está evidentemente influenciada por el poder Norteamericano. Y no, no soy paranoico, es un análisis totalmente objetivo. Sino vean como está de contenta anunciando todo esto sin tener la mínima idea de lo que significa…

Demás está decir que este tipo de sistemas fué probado en países de primer mundo y fué desarticulado por justamente, ir en contra de la privacidad de las personas. Pero claro, estamos en Sudamérica.
Y quiero aclarar que muy diferente sería si este tipo de sistemas fuera abierto, es decir open-source, por lo tanto anónimo y abierto con APIs para que cualquier pueda mejorarlo. Pero sobretodo anónimo y sin cruzarlo con otro tipo de datos.
Les dejo un documento publicado por el gobierno de Gran Bretaña al respecto de los sistemas biométricos y su «buen» uso. Data del 2003, en el 2008 ya se encontraron con un par de problemitas los cuales en wikipedia se dejan bastante claros.

Infografía que publicó La Nación respecto al estado actual:

Análisis de las elecciones en la ciudad 2011

macri proVoy a hacer un breve a análisis de lo que pasó ayer. Que dicho sea de paso fué mucho más esperado que cualquier otro resultado.
En primer lugar, analizando al electorado porteño debemos tener en cuenta la historicidad de los gobiernos en la ciudad. Durante muchos años, quienes estuvieron al poder fueron entre radicales y socialista, gobiernos progresistas. Muy diferente al escenario Nacional. Si podríamos buscar comparaciones con otras ciudades o provincias, el porteño está mucho más cerca del Rosarino o Santefecino en su forma de pensar.
Desde ya que refuto totalmente el artículo de Rozitchner en La Nación, porque nunca se hubiera esperado que la ciudad elija igual que la Nación.

Por otro lado, como dice Fabio, que hayan votado a Macri no es de facho, sino es quien responde a los intereses de los porteños. Y a mi me apena ser porteño y afirmar ciertas cosas en una generalización, pero tengo que hacerlo.
El porteño siempre fué quien, desde una clase media defendió su espacio y convivió en paz con los otros sectores. Quien tuvo en su ideología el progresismo, el crecimiento urbano y la aceptación. Pero desde inicios de este siglo, con la caída de Ibarra y los movimientos de 2001, la ciudad se vió invadida por una caída de la clase media general, el aumento de la pobreza y también una baja en la calidad de vida.
Es por eso que hay una mayoría que no tolera la participación de Ibarra, porque ya no defiende sus intereses, aunque haya hecho una de las mejores gestiones en la ciudad y muchos de los planes que hicieron los gobiernos posteriores fueron iniciados en su gestión.
Pero al porteño no le interesa esto ahora, la mirada pasó de un progresismo a un conservadurismo. Y la razón es muy simple. Le quitaron el bienestar que siempre tuvo.

Filmus no puede hacer eso, a nadie le importa el plan Nacional. Por lo menos a un 75% de la población de la ciudad autónoma no le interesa, porque nunca le interesó. Macri, mal que nos pese, representa a las necesidades actuales. Una buena imagen de campaña, un gobierno que se basa en la «limpieza de la ciudad». Tal es así que su mayor obra es el alivio fluvial, para sacar el agua que nos inunda. Mientras tanto, reivindica el bienestar con las bicicletas y las actividades al aire libre al mismo tiempo que pavimenta para que las calles estén limpias. Claro, también tiene sus problemas gremiales con los sindicatos de camiones de basura.

En el caso de Pino, aún le falta mucho para lograr un porcentaje relevante. Creo que su alianza con Binner lo benefició, pero de todas maneras no es suficiente para el momento que la ciudad está viviendo.
Volviendo a Ibarra, creo que es muy inteligente su jugada, ya en el 2007 se mantuvo como primer legislador debajo de Filmus, sabiendo que este no ganaría pero obteniendo siempre su puesto seguro. Está claro que no podría ser Jefe de Gobierno por el rechazo de muchos ciudadanos.

Yo no diría que Macri hizo una mala gestión, se ocupó de ciertos temas que a la población le significan algo (que no es lo mismo que les importa). Pero ahora, si gobierna 4 años más va a tener que revertir. Ponerse los pantalones para que la Nación le de lo que necesite sin excusas y ocuparse de los temas que realmente son vitales. Porque como dije, con la misma forma de hacer las cosas esta ciudad va a colapsar.

Espero que así sea. Yo no le deseo malos augurios ni estoy enojado con nada. Sencillamente espero que haga el trabajo por el cual fué elegido y aportaré en lo que pueda para que así sea.